- Desde su casa en Washington, el abogado repasa su carrera como diplomático y recuerda sus años de estudio en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales del Campanil.
“Siempre tuve claro que mi proyección profesional estaba fuera de Concepción”. Así responde Felipe Sáez Marcuse al ser consultado sobre sus expectativas al salir de la carrera de Derecho y sobre cómo visualizaba su destino laboral, en ese momento.
Y logró su sueño.
Si bien no tenía cercanía con la labor diplomática, decidió seguir su inquietud por hacer algo distinto y postuló a la Academia Andrés Bello del Ministerio de Relaciones Exteriores, siendo aceptado en primera instancia.
“Fue una apuesta en un campo interesante y mi formación como abogado lo consideré un aporte para esta carrera. Muy poca gente se imagina lo que es ser diplomático hasta que ya lo es, porque dentro del trabajo diplomático hay distintas áreas de desempeño”, explica.
Durante los últimos 26 años, Felipe Sáez se ha consolidado como un miembro del equipo diplomático de nuestro país en el exterior, que lo mantiene por estos días en la Misión de Chile ante la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington.
Años universitarios
El diplomático se define como un “penquista orgulloso”. Quizá por esa razón desechó la oportunidad de ingresar a otra universidad importante que no fuera la Universidad de Concepción.
De sus años universitarios, el ex alumno del Lycée Charles de Gaulle, recuerda la intensa actividad política y el inicio de amistades que perduraron en el tiempo.
“Hice muy buenos amigos en la Facultad. La vida universitaria en esa época no era muy distinta a los tiempos actuales. La relación con los compañeros era muy buena y muy entretenida. Tenía compañeros de todo Chile y eso fue muy interesante. Uno estaba acostumbrado a relacionarse con la gente de siempre, que era un círculo reducido. Pero la Universidad de Concepción fue la que cambió eso”, recalca.
En lo académico, el AlumniUdeC valora los conocimientos que le entregó su escuela y el nivel de los profesores que contribuyeron a su formación. “El nivel era muy bueno, era una Facultad seria y de excelente calidad”.
Entre sus remembranzas, el abogado se refiere a sus mentores, entre ellos, menciona al catedrático de Derecho Comercial, Gabriel Rioseco: “Un muy buen profesor”, señala con cariño.
Pero más allá de lo académico, Felipe Sáez da valor a un componente que define el carácter de los universitarios que provienen de la UdeC.
“Como es un campus, uno ve gente de todas las facultades, todo el tiempo, lo que agrega otro elemento, entretenido, interesante y enriquecedor a la experiencia universitaria. Este es un plus que entrega esta Universidad que no está en ninguna malla curricular, sino que está en la concepción misma de la Universidad”.
Carrera diplomática
Luego de egresar de la Academia Diplomática, Sáez inició su trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en la Oficina de Enlace con el Congreso Nacional, que mantiene el vínculo entre la Cancillería y el Poder Legislativo. Este desarrollo inicial fue parte del régimen regular de trabajo que establece para la labor diplomática un sistema mixto, en territorio nacional por dos años, y, posteriormente, en el extranjero por otros cinco años.
El primer destino del abogado fue el continente asiático.
“Mi primera destinación fue Bangkok, en Tailandia. Es una de esas experiencias que uno nunca imagina que va a vivir. Conocía algunos lugares de Europa y América, pero nunca había estado en Asia. No lo tenía en el radar. Y me encantó el cambio cultural. Es un aprendizaje que te abre las perspectivas de manera gigantesca. Te das cuenta que el mundo es mucho más interesante y mucho más variado”, señala.
Luego de dos años en Tailandia, Sáez se trasladó a Finlandia por los restantes tres años, para después volver a Santiago. De esta manera inició un periplo laboral que lo llevaría a diversos destinos: Washington, Londres y París, entre ellos, con las respectivas escalas en la capital de Chile, donde se ha desempeñado para la Subsecretaría de Relaciones Exteriores; Dirección de Asuntos de Europa; Jefe de la Oficina de Relaciones Internacionales del Ministerio de Educación; y la Dirección de Asuntos de Europa, a cargo de la Unidad Unión Europea.
Días de pandemia en Washington
“Llegamos a Washington y nos tuvimos que encerrar a los dos meses”, relata el diplomático, que llegó a la capital norteamericana para trabajar en la Misión de Chile ante la OEA hace un año y medio.
“Soy el número dos de la Misión de Chile ante la OEA, donde además de tener la labor diplomática normal, que es relacionarnos con otras misiones y la Secretaría del organismo e impulsar determinados objetivos a través de resoluciones, declaraciones y otras acciones, también estoy a cargo del funcionamiento administrativo de la misión”, explica.
“Me he sentido muy bien en esta función. Lamentablemente, por la contingencia, he tenido muy poco contacto con los colegas de las otras misiones y de la OEA propiamente tal. Está funcionando todo de manera virtual, entonces se pierde el atractivo de la conversación y de la negociación directa que es lo entretenido y valioso de este trabajo”, comenta Sáez Marcuse.
El abogado penquista también valora las diferencias culturales que son parte inherente de la labor diplomática, donde el diálogo navega por las distintas visiones e interpretaciones.
“Hay diversas perspectivas y abordajes culturales, donde hay gente que piensa muy distinto, por tanto, hay que buscar ciertos elementos comunes mínimos que permitan, partiendo de ahí, construir algo que satisfaga de la mejor manera posible los intereses de todos los que están involucrados”, aclara.
Otro aspecto que Sáez aprecia en estos días de pandemia, es el espacio que le dedica a su tiempo libre y a la familia.
La lectura, la música clásica, el jazz y el rock son parte de las aficiones que cultiva celosamente el diplomático penquista en sus ratos de ocio, como parte de una higiene mental fundamental en los tiempos que vivimos.
“Para mí es muy importante la vida familiar. No voy a entrar a mi correo después de la hora laboral a revisarlo porque sí. Claro que cuando hay urgencias hay que atenderlas y las tareas pendientes hay que realizarlas, pero, así como llegar tarde al trabajo es una mala práctica, también lo es trabajar en horas que debemos dedicar a la familia”.
Soy fanático de la diplomacia y de la Universidad de Concepción.
“Me costaría mucho trabajar en un área que no fuera del ámbito internacional. Me voy a jubilar de diplomático. Me acostumbre a ser extranjero. De alguna manera me acostumbré y me gusta”, confiesa el AlumniUdeC.
Si bien el abogado no tiene entre sus planes volver a radicarse en Concepción, confiesa que le gustaría aportar a la UdeC con su experiencia
“Soy super fanático de la Universidad y me encantaría aportar en algún momento con mi experiencia en la diplomacia. Siempre le hago propaganda y le digo a los colegas de Santiago que vengo de la mejor universidad del mundo. Tengo la camiseta muy puesta y estamos orgullosos de la UdeC. Y digo estamos porque cuando viajo a Concepción con mis hijos siempre visitamos el campus, vamos a la Pinacoteca, les tengo jockeys, chapitas y todo de la Universidad”, puntualiza.
FUENTE: Dirección de Relaciones Internacionales (DRI)